La espada – como un arquetipo – ayuda al proceso de la transformación en la danza. Con ella conectamos con el subconsciente y creamos el cambio, permitiendo a nuestro»niño/niña interior» jugar con nuestra sombra, como el samurai.
Cuando «cortamos» o «rajamos» al enemigo con la espada, en él se refleja a nuestro propio miedo y el pensamiento autodestructivo.
Cuando la apuntamos hacia una dirección eso representa un objetivo que vamos manifestando conscientemente. El subconsciente entiende estos símbolos y los asimila como una realidad que podemos trasladar a la vida cotidiana.
En los cursos la gente ha podido reconocer el guerrero que llevan dentro y celebrar el samurai. Se mueve una energía muy potente y poderosa. Nuestro guerrero es un Guerrero de Luz, que transforma sus propios miedos y aprende vivir desde su propia divinidad.
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